sábado, 27 de julio de 2013

COSAS QUE CAMBIAR


Hay un aspecto de la democracia formal de U.S.A. que me es particularmente atractivo: el modo en el que se renuevan el senado y la cámara de representantes.
Cada senador es elegido para un período de seis años, es decir, no coincide con los períodos presidenciales. Además un tercio de los senadores se renueva cada dos años.
Los períodos en la cámara de representantes si que coinciden con el período de los presidentes, cuatro años, pero además se renueva la mitad de la cámara cada dos años.
Este sistema de relevo posibilita que el poder ejecutivo no se exceda en una gobernanza que los ciudadanos puedan considerar lesiva para la sociedad. En España tendríamos que esperar cuatro años para impedirlo mediante un rechazo popular en las urnas. En los EEUU ello se produciría sólo a los dos años.
Además, los cambios en España tienen un marcado carácter pendular. Al renovarse el congreso cada cuatro años en su totalidad, las políticas de aplicación suelen ser extremadamente opuestas, sin mediación de debate y de consenso. En U.S.A., por el contrario, al renovarse sólo la mitad de la cámara a los dos años, su composición no pasa repentinamente al extremo opuesto, sino a una actitud de semi equilibrio en el que sólo es posible una política de compromiso y entendimiento.
¡Lástima que no copiemos alguna vez las cosas buenas!

jueves, 25 de julio de 2013

GORDOS


Cuando yo era niño no había tantos gordos. Claro que eran aquellos lejanos tiempos de la postguerra en los que el Régimen nos había sometido a un  régimen obligatorio a la mayor parte de  la población. Pero poco a poco dejamos de pasar hambre y ya no comíamos pan negro sino pan blanco, y ya no comíamos boniatos sino patatas, etc etc; nos alejábamos de los años del hambre y en el colegio apareció el primer niño gordo; una rareza que llamaba la atención.
Ahora, setenta años más tarde, la cosa ha cambiado. Las clase escolares se han poblado de niños gordos (obesos los llaman ahora). Las terrazas de los bares se han empetado de señoras y señores más que obesos. Lo mismo pasa en plazas públicas, playas veraniegas, centros comerciales y dondequiera que uno deje vagar su vista alrededor. Como los demonios de Gerasa, los gordos (me refiero a los obesos xxxl) son legión . Aunque todavía, gracias a Dios, no son mayoría sino simplemente una minoría muy, pero que muy cualificada.
Y mira que entonces me ha dado por pensar que a lo mejor el fenómeno no se debe sólo a malos hábitos alimenticios. Podríamos estar en presencia del principio de un cambio genético de importancia. Algo como cuando los neandertal comenzaron a aparecer entre los cromañón y a convivir con ellos. Acabaron por suplantarlos al cabo de miles de años; por los visto parece que estábamos mejor adaptados al medio, aunque no cabe eliminar la sospecha de que a lo mejor practicamos el primer genocidio de la historia del homo sapiens.
Ahora, luego de pensar esto, miro a esta horda de humanos hipervoluminosos y prepotentes con una cierta aprensión. Creo que ha empezado a aparecer entre nosotros un tipo nuevo de homo. Quizás los sabios del mañana lo llamen, por ejemplo, homo grosus y busquen nuestras huellas en abandonados y remotos lugares.
Por favor, que no se indignen los super gordos como se cabrearon los super dotados. En este caso hablo desde el reino de la boutade. Yo mismo estoy con un sobre peso que debiera preocuparme.

miércoles, 24 de julio de 2013

A VUELTAS CON LOS NIÑOS DE ALTAS CAPACIDADES


Al cabo de casi un año de tranquilidad, hoy he vuelto a ser insultado por algún lenguaraz. Su motivo: mi opinión acerca de que cada día parece haber mayor porcentaje de superdotados entre los niños; un porcentaje que algunos evalúan ser de más del 20%. Para evitarles el bochorno que los insultadores deberían sentir quiero exponer lo que opino al respecto con la mayor brevedad posible para soslayar posibles malas interpretaciones por parte de los interesados.

1º. Que si uno de cada cinco niños es superdotado habrá que considerarlos ya dentro de la norma o elevar el índice intelectual que marque la superdotación que siempre habrá de considerarse excepcional por más que la especie evolucione e incremente su dotación intelectual.

2º. Que como los recursos económicos siempre son escasos, habrá que priorizar los esfuerzos educativos con objeto de proporcionar a todos similares niveles de capacitación  al finalizar su vida como discentes.

3º. Que hay en este campo, como en todos, timadores al acecho de explotar la ingenuidad de víctimas potenciales. En este sentido iban los escritos por los que he sido insultado: avisar a los padres en general que tengan cuidado con que, a través del halago en relación con la sobredotación  de sus retoños, no vayan a resultar estafados, timados de algún modo. En una deliciosa fábula se cuenta que un zorro deseaba el queso que un cuervo, encaramado en un árbol,  tenía en el pico. Para con seguirlo se deshizo en adulaciones y halagos, sobretodo aludiendo a lo bonita y melodiosa que era la voz del ave. Envanecido el cuervo se dispuso a cantar para que el mundo entero lo admirara. Abrió su pico y cayó el queso que se comió el zorro.

Nada de lo anterior creo que pueda considerarse lesivo para los presuntos sobredotados ni para sus familiares. Sólo el presunto timador podría considerarse atacado de alguna manera.