viernes, 13 de diciembre de 2013

SEGREGACIÓN AUTONÓMICA

El presidente de la Generalidad de Cataluña ha fijado fecha para una consulta soberanista: creo que es el nueve de noviembre del próximo 2014. Es decir, en un plazo de menos de un año se habrá materializado el conflicto segregacionista de esa Comunidad Autónoma.
Cuando yo era adolescente se hizo muy popular un espacio radiofónico en el que un humorista (Pepe Iglesias, el “zorro”) presentaba personajes ficticios que nos hacía reir. Uno de esos personajes contaba las cosas que le sucedían a un tal “finado Fernández”: “…le avisaron con tiempo, le hicieron señas incluso, le advirtieron seriamente que la apisonadora, aunque muy despacio, llegaba; pero él no se lo quiso creer y del pobre Fernández nunca más se supo…”
Algo muy parecido a lo dicho sobre el finado Fernández está ocurriendo con este conflicto segregacionista. De alguna manera, en el transcurso de los años , se ha ido manifestando de forma creciente, de forma uniformemente acelerada, el deseo de un buen número de habitantes de Cataluña de que se les reconozca el derecho a decidir acerca de quieren o no quieren seguir siendo parte del reino de España. “…y ellos (un buen número de españoles) no se lo quisieron creer…”.
La sola solución que se ocurre a nuestros gobernantes es hacer de don Tancredo y, ante un movimiento social de parte de la población, esgrimir la constitución y amenazar con el empleo de la fuerza para sojuzgar a esos elementos ciudadanos que no se sienten libres. Hace ya un tiempo ya manifesté mi pesar porque la sociedad que habita en Cataluña quisiera separase del resto de los españoles, pero también manifesté con toda rotundidad que  esa segregación sería menos reprobable que la conservación de la unidad a costa de violentar la voluntad de esa sociedad libremente expresada porque eso sería una forma de esclavitud. Los estados, las patrias, deben servir para el bienestar de los ciudadanos, no para oprimirlos.
No quiero finalizar sin aportar lo que a mi parecer podría ayudar a la solución de este tipo de derivas nacionalistas. Hay que consultar al pueblo y escuchar la voz de su soberanía. Hay que preguntarle claramente y vincularse con la expresión ciudadana. Convoque el gobierno del reino de España un referéndum en todas la comunidades autónomas del estado. Pregúntesele a los votantes si quieren o no que se les reconozca el derecho de decidir si ellos quieren o no quieren que su propia Comunidad Autónoma siga formando parte del estado español.  Sería una consulta perfectamente ajustada al marco constitucional ya que sería consultado todo el pueblo español y serviría, además, para ver con claridad lo que siente ese pueblo soberano.


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