Vamos a ver. A primera vista parece como que tuvieran razón
los que ponen en la puta calle a miles de funcionarios públicos que “no
trabajaban por las mañanas y no iban por las tardes”.
Puede que eso sea razonable cuando estuviéramos en una
situación de pleno empleo porque así liberaríamos mano de obra ociosa para que
pudiera aprovecharse de ella el sector privado.
Pero es absolutamente irracional esa misma decisión cuando
lo que le sobra al sector privado es mano de obra de la que aprovecharse.
Esos empleados públicos “ociosos” cobraban unos sueldos que
luego revertían en la sociedad en general proporcionando empleo indirecto a
mucha gente, peluqueros, camareros, comerciantes, artistas, etc, etc.
Al ahorrarse un funcionario público en épocas de vacas flacas
el estado no ahorra nada en absoluto. Con los funcionarios despedidos se van al
paro peluqueros, camareros, comerciantes, artistas, ingenieros, arquitectos…
A toda esa gente tiene ahora el estado que prestarles
subsidios quizás en un monto igual o mayor que el ahorro derivado del
funcionario enviado al paro legal. Además toda esa gente deja de contribuir con
sus impuestos a las arcas del tesoro. Total, una ruina como la que estamos
viviendo.
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