La renta per cápita en España al finalizar 2011 era de
aproximadamente 23.000 euros. Ello quiere decir que cada español podría
disponer de 23.000 euros al año para vivir si la redistribución de la riqueza
fuese homogénea.
Suponiendo que la unidad familiar media podemos situarla en
4 individuos, se llegaría a unos ingresos familiares de 92.000 euros que se
corresponderían con una presión fiscal del 47%. Ello resultaría en unos
ingresos para el estado 486.000 millones de euros.
El gasto público en 2011 fue de 316.000 millones de euros.
Según estas cuentas debería haber un superavit de 170.000
millones de euros.
Ocurre, sin embargo, que tenemos un déficit del 9% ¿Que ocurre?
Ocurre que la redistribución de la riqueza no es homogénea.
Por el contrario, es profundamente desigual. La riqueza se concentra en
reducidos sectores de la población y gran parte de los hogares españoles no
llegan a tener que cotizar con el 47 por ciento de sus ingresos; muchos ni
siquiera alcanzan el mínimo necesario para tener que presentar declaración de
la renta. En el otro extremo, los que teóricamente habrían de cotizar co el
49%, con el 51% o aún con el 52%, se atrincheran tras infinitos recovecos legales para cotizar
a través de sociedades con tipos muy reducidos y, aun en casos no tan raros, no
pagar impuesto alguno evadiendo capital a remotos paraísos fiscales. Así no es
extraño que los ingresos del estado se queden en 288.000 millones de euros
forzando la necesidad de recortar sin ton ni son llevando a la miseria al común
de los españoles.
Se hace necesario y urgente, además de poner coto a la
evasión de capitales, aplicar políticas fiscales que consigan una mayor
redistribución de la riqueza, porque haber dinero ya vemos que lo hay de sobra.
Sólo falta voluntad política para pensar en el común de los españoles en vez de
preocuparse solamente por los bancos y los mercados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario