Hay que reconocer que el papa Clemente, el del Palmar de Troya, tuvo una clara visión, a pesar de su ceguera, cuando, entre otros de parecida calaña, canonizó a Francisco Franco. Hoy no me cabe duda de que ese hombre (¿Recuerdan la película “Franco, ese hombre”?) tenía poderes, no sólo poderes políticos; poderes de esos que permiten vislumbrar el futuro con clarividencia. Desde su muerte la gente se ha estado cachondeando de aquello que dijo de que en su sucesión todo quedaba atado y bien atado; con la ceguera propia de este bendito pueblo al que pertenezco no supimos ver lo acertado de la frase porque nos deslumbró la supuesta traición del rey a los principios del movimiento nacional, las veleidades de Suárez con la legalización de los partidos políticos, etc, etc.
Hubo quien ya entonces clamaba que aquella supuesta transición en la que prevaleció la reforma sobre la ruptura no era sino un engañabobos; sin embargo el mundo entero se maravilló de lo bien que se había hecho aquella transición desde la dictadura a la democracia. No nos dimos cuenta que el sucesor en la jefatura del estado fue precisamente el que había ordenado Franco que lo fuera dando un humillante salto al saltarse la figura del verdadero sucesos según la línea dinástica. (humillante, sobre todo y más directamente, para don Juan de Borbón). No nos dimos cuenta de que el primer jefe del gobierno fue, precisamente, el que en el momento de la muerte del dictador ostentaba el cargo de mayor relevancia política, el Secretario General del Movimiento Nacional
Y aquellos polvos han traído estos lodos. Se quiso contentar a todos y nos inventamos una cosa llamada el estado de las autonomías en el que quieras que no todos han querido ser tan descentralizados como los vascos, los navarros y los catalanes que, seguramente son los únicos que, por estar firmemente imbuidos de que son naciones dentro del estado español, se han comportado como firmes pilares de la gobernabilidad del estado español cuando la ocasión lo ha requerido dando soporte al partido más votado que no alcanzaba la mayoría ; lo hiceron tanto apoyando al PSOE como al PP del Sr. Aznar que además en su intimidad hablaba catalán (digo yo que sería para que no lo entendieran).
Y estos lodos han cristalizado en el anuncio de elecciones anticipadas paa el día 20 de Noviembre, aniversario del fallecimiento del anterior jefe del estado canonizado poco después por el papa Clemente, el del Palmar.
Ese día de la luctuosa efemérides se pondrá de manifiesto lo bien atado que todo había quedado por la mano providencial del centinela de occidente. Más que nunca veremos ondear, a miles, banderas nacionales como un corte de mangas hacia los rojazos y hacia los nacionalistas. Veremos la ocupación de los medios de comunicación por esa pléyade ultaderechista añorante del régimen que suponíamos muerto. Veremos de nuevo educación elitista y sanidad elitista porque el estado no puede pagar esos gastos a todo el mundo. Veremos cundir la xenofobia bajo la complaciente legalidad del nuevo gobierno.
Y todo eso lo veremos porque el PSOE no es un partido socialista. Se ha comportado como un gobierno de derechas y la gente, puesto a ser gobernada con medidas de la derecha, prefiere que lo hagan los que por lo menos dicen que saben aplicarlas. Es falso que en economía sólo hay una solución para los problemas. Todo está en función de a quien se le quiere imponer el mayor sacrificio; esa es la sola cuestión. El PSOE optó por joder a los humildes que presumiblemente son su nicho ecológico natural y los humildes han optado por mandarlos al carajo, así de fácil.
Pero es que el PSOE también estuvo atado y bien atado por la mano providente del caudillo. Primero los jóvenes del interior (partidadrios de la reforma) le ganaron la partida, en Suresnes, a los viejos militantes del exterior (partidarios de la ruptura). Luego todos los partidos quedaron prisioneros en las manos del capital y aquí estamos, enlodados y jodidos de nuevo. Quiera Dios que no sea para otros cuarenta años.
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