jueves, 21 de julio de 2011

PROPUESTA DE PARADIGMA EDUCATIVO

Por el año en que nací llegué a tiempo todavía de cursar de cursar aquel bachillerato de siete años y examen de estado que posibilitaba el acceso a la enseñanza universitaria.

De acuerdo con la pedagogía de la época las dos asignaturas principales eran el latín y las matemáticas, pero acompañando a estas dos gigantes estudiábamos historia desde los tiempos más remotos hasta nuestros días, historia universal y de España, física y química, ciencias naturales (botánica, zoología, geología). filosofia (lógica, psicologia, ética, teoría del conocimiento e historia de la filosofía), gramática española, idiomas (francés siete cursos, tres sólo de inglés y de griego), dibujo lineal y artístico, religión (la católica por supuesto) y, por si todo ello fuera poco, formación del espíritu nacional para adoctrinarnos en la doctrina del franquismo. Los cursos duraban de Octubre a Junio y teníamos tres mese de vacaciones en verano. Durante el curso teníamos cuarenta y dos horas a la semana  de estancia en el colegio a razón de siete horas por día de lunes a sábado. Nos quedaba todavía tiempo para jugar con los amigos hasta reventarnos, leer tebeos y novelas, chicolear con las niñas, ir al cine, jugar en casa con nuestros padres o discurrir con ellos algunos temas serios y hasta para los domingos por la mañana ir a dar catequesis a los pobres niños sin escuela. Bueno, así era la época pedagógica en que me toco vivir y en la que tuve la suerte de ser uno de los no muchos que pudieron estudiar el bachiller completo. En el primer curso éramos cerca de sesenta, al examen de estado fuímos menos de treinta; la mitad abandonó por el camino. Es decir, un fracaso escolar de algo más del 50% en un sistema en el que sólo accedían al bachillerato algo más de un treinta por ciento de la población en edad de hacerlo. Da un poco de miedo recordarlo.
Pero el caso no es recordar viejos tiempos sino que quiero decir que en mi ya larga vida he visto varios modelos educativos en España. El primero que conocí se basaba en que la educación era voluntaria y a cargo de la familia cuya situación económica se lo permitía. Tras varias mutaciones se ha llegado al modelo actual de enseñanza obligatoria y gratuita. Todos los jóvenes tienen la obligación de estudiar y la posibilidad de hacerlo, digamos, que gratuitamente. El sistema en el que me eduqué no era bueno para la mayoría de la población que por penurias económicas quedaba excluida de la educación. Pero el sistema actual tampoco parece bueno dado ese extraño fenómeno de que lo que se nos ofrece gratis creemos que carece de valor. Los alumnos van a clase por imperativo legal, la mayoría no están motivados ni piensan que eso que se les ofrece gratis valga para nada, en las aulas reina el desinterés y la falta de respeto entre estudiantes y entre profesores y alumnos…. No me parece que se pueda seguir así, ni es solución confundir profesores con agentes de la autoridad como parece que se quiere hacer.
Lo que creo que podría ser una solución sería adoptar un modelo que fuese voluntario y subvencionado. Al decir subvencionado no me refiero a la manida tesis derechista del bono estudio, en absoluto. Me refiero más bien a las becas salarios; considerar al estudiante como un trabajador que gana su jornal (muy bien podría ser como el salario mínimo interprofesional) del cual pagase sus gastos escolares y sus demás necesidades. Ello traería algunas ventajas: Se consideraría que estudiar era una actividad lucrativa; que el puesto de trabajo merecería la pena conservarlo (si no apruebas te despiden), y que portarse bien en la escuela es bueno (pueden expulsarte si eres demasiado díscolo e irrespetuoso) ya que estás ahí voluntariamente; además los padres de los alumnos también se verían implicados en que sus hijos fueran buenos estudiantes respetuosos con el colegio.
A lo mejor esto es utópico, Bueno, pero creo que sería muy muy muy bueno.

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