Entre otras muchas cosas que deberían modificarse en nuestro
sistema político, sería de agradecer que, como se hace en USA, las cámaras
legislativas se renovaran por mitades cada dos años.
Eso evitaría el triste espectáculo que se produce cada vez
que un partido consigue mayoría absoluta en el congreso. Cuando eso sucede se
resquebraja el sistema democrático y el gobierno, cabalgando en la ola de sus
bien domesticados diputados, ningunea al resto de los partidos allí
representados. Sabe que tiene cuatro años para desmontar si quiere todos los
aparatos del estado y fabricárselos a su medida en un intento malsano de
perpetuarse en el poder.
Con la renovación de las cámaras legislativas, aun siendo
parcial, se conseguiría, por lo menos,
que el gobierno fuera fiel a su programa electoral, es decir, fuera fiel a las
historias que contó para resultar elegido o, en su caso, fuera eficaz en su
gobernanza.
Esperar cuatro años para remover del cargo a un mal
gobernante es demasiado, le da tiempo a hacer muchos estropicios.
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