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Muchos no han llegado a conocer los ideales. Me refiero a
aquellos cigarrillos liados en papel amarillo y embutidos en cajetillas más o
menos de papel de estraza. Se llamaban así: “
ideales”, quizás como
reflejo inconsciente de los ideales sociales de aquellos tiempos.
Tales cigarrillos, eran horrorosos pero baratos. Su
precio: dos pesetas con diez céntimos. Sin embargo, su principal virtud, fue la
estabilidad férrea de su precio. Eran intocables a los embates de la inflación
acelerada de aquellos años oscuros de la dictadura del general Franco.
Tabacalera era entonces una empresa privada con
participación estatal (20%) y, efectivamente, se pudo peor papel y algo que ya
casi no era tabaco para mantener la viabilidad de esos cigarrillos al precio
acordado.
Algo así puede estar ocurriendo con la deriva de gestionar
privadamente enseñanza y educación pública. Se dará el caso de que la sanidad y
la enseñanza pública lleguen a ser tan infumables como llegaron a ser los
ideales de la tabacalera.
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