lunes, 21 de julio de 2014

COMPRO ORO

Hoy he visto con agrado y esperanza que uno de esos antros de perdición donde se compra oro ha cerrado en mi barrio.
Ya se que una golondrina no hace verano, pero también me consta que no hay verano sin golondrina. Quizás el cierre de ese avispado chupapobres no sea nada, pero a lo mejor, eso espero, sea el comienzo de un cierre generalizado de todos esos establecimientos de mala nota que han proliferado con esta crisis de los cojones; sólo entonces sabremos que, de veras, la crisis ha pasado. Y yo que lo vea.

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