lunes, 29 de agosto de 2011

VALLE DE LOS CAÍDOS EN CUELGAMUROS


Parece mentira pero aún quedan un buen puñado de gente que añoran el alzamiento nacional y la victoria del 1 de abril del 1939 como punto de partida para todo lo bueno que hubo en España.
Se consideran, por genes o por memes, herederos del general Franco, y son vistos como poseídos por una maldad congénita por gran parte de la población que delega democráticamente en sus representantes parlamentarios el poder popular.
Porque la madre del cordero es que la guerra civil española (o santa cruzada contra el comunismo, como cada uno quiera llamarla) fue iniciada por los llamados nacionales, según cuentan, para poner fin a la mala gobernanza imperante.
Si ese fue realmente el motivo resulta que, con el simple devenir de las cosas, en 1939 se hubiera acabado la legislatura que apoyaba a esa mala gobernación, se hubieran convocado nuevas elecciones y el pueblo, harto de tan malos gobernantes, hubiera elegido a otros en su lugar, como ya ocurrió en 1933 con el triunfo de la CEDA y como seguramente va a suceder ahora con Rajoy y Zapatero.
La diferencia es que en ese período de mala gobernación hubiera habido algunos desmanes populares que hubieran provocado algunos destrozos materiales y la pérdida de algunas vidas de inocentes. (¿Decenas, centenas?); sin embargo y gracias al alzamiento nacional hubo miles de destrozos materiales y cientos de miles de víctimas inocentes en esos tres años de guerra civil (o de cruzada que tan oprobioso es un término como otro)
Visto así, es fácil ver lo desacertado del llamado alzamiento nacional. En ese trayecto de tres años, nuestra tan querida patria a la que tanto adoramos y defendemos sufrió un retraso cultural, social y económico de una magnitud tan considerable en relación con los países del entorno europeo que ni aun ahora hemos sido capaces de recuperar, y eso que algunos de esos otros países sufrieron en su suelo una guerra todavía mas larga e intensa que la nuestra.
Hasta 1954 no se recuperó el nivel de renta per cápita de 1935, valiente solución aquella del alzamiento nacional.
Veinte años perdidos, dan ganas de llorar.
Todo esto viene a colación porque me llegan correos poniendo el grito en el cielo y augurando toda clase de males porque tras muchos años de quitar estatuas del “generalísimo”  por fin alguien ha caído en la cuenta de que la madre de todas las estatuas eran los restos mortales del valle de Cuelgamuros; alguien parece que se dispone a trasladar ese cadáver a un cementerio normal y corriente. Quizás haya considerado que quien no es merecedor de tener estatuas por doquier como salvador de la patria, no merece tampoco tener esa especie de pirámide colosal que es el Valle de los Caídos para perpetuar esa “solución” cruel, perjudicial y errónea que fue la sublevación del 18 de julio de 1936.
Espero que no le de a nadie un ictus cerebral ni nada por el estilo por todo este asunto. De veras.

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