martes, 10 de abril de 2012

DARWINISMO SOCIAL

Es, cuando menos, paradójico que los que más se oponen a las teorías de Darwin sean los que con más ardor defienden el darwinismo social; claro que, en su mayor parte, ignoran que lo que defienden sea darwinismo social.
Los partidarios de reducir el papel del estado a niveles ridículos (defensa y policía, quizás justicia) aplican, ya repito que sin saberlo, las teorías de Darwin sobre la selección natural; practican un post liberalismo cuyo principio básico es que las desigualdades sociales no sólo son necesarias sino que, encima, son éticas. No contentos con querer acaparar el dinero, pretenden que eso sea lo que moralmente debe hacerse. Dicen que siempre hubo pobres y ricos; lo aceptan como una ley de la naturaleza y, por lo tanto, no hacen nada para que de una vez por todas podamos llegar a una sociedad en que no haya pobres… claro que, si no hay pobres, ¿como sabrán que son ricos?
Pero no sólo es que no hagan nada para aminorar las desigualdades sociales, es que además vilipendian y, en casos extremos, persiguen hasta la muerte a los que se creen en la obligación de expresarse o de actuar de algún modo para aminorarlas; no vaya a ser que convenzan a los muchos y se les acabe el pastel.
Son de una calaña tal que predican sin el más mínimo rubor que el paradigma humano es el enriquecimiento, ignorando que el término de riqueza es un término relativo. Toda una sociedad no puede ser rica porque ni siquiera sabrían lo que significa ese vocablo al no poderse comparar con nadie. El rico quiere su riqueza para ser servido por otros humanos, para pagar el trabajo que otros hacen para ser cada vez más rico; sin nadie que les sirva, sin nadie que trabaje para ellos el rico dejaría de serlo. El rico necesita la necesidad de los que no lo son; por eso se opone con ahínco a eliminar necesidades, con frecuencia llega a provocar esas necesidades. Han descubierto que tienen un arma poderosa para ello. Les basta con no invertir el dinero que previamente han detraído a la sociedad. Así provocan crisis económicas, destruyen empleo y fuerzan a la gente normal a trabajar y a servir por unos salarios de miseria.
Encima quieren que se les considere altruistas y benéficos. Olvidan que Jesús el Nazareno dijo que no se puede servir a dos señores: a Dios y a las riquezas. Si uno elige ser rico que no pretenda además ser moralmente correcto; es imposible… a menos que el que consideran su Dios estuviera equivocado.

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