La baronesa Thyssen ha dado un ejemplo que no estaría de más fuere seguido por nuestros gobernantes.
Tita Cervera, adinerada ella pero falta de liquidez, no ha dudado en deshacerse de parte de sus posesiones para disponer del dinero necesario para sostener su modo de vida. Ni por un momento parece que se planteara ajustarse el cinturón y reducir gastos. Ella ha optado por un estilo de vida que le parece apropiado y cuando necesita liquidez echa mano de su patrimonio. Nada más lógico y acertado.
Nuestros gobernantes, faltos de liquidez según parece, ni siquiera se han planteado deshacerse de partes no productivas del patrimonio nacional. A lo más que llegan es a pensar en privatizar empresas rentables, algo así como el taxista que vendiera su taxi para pagar una deuda en vez de vender el piano de cola de su tía abuela. Retener lo que es rentable es lo sensato cuando van mal las cosas; deshacerse de lo accesorio en las malas rachas, es lo más cuerdo.
Nuestros gobernantes prefieren conservar los esplendores superfluos aunque para ello tengan que ponernos a todos a pan y agua para prolongar la agonía.
¿Por qué no nos deshacemos de tanto palacio, museo, catedral y demás patrimonio histórico artístico y monumental?
¿No son los españoles más importantes que España?
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