ANÉCDOTA CURIOSA DE OTROS TIEMPOS

Hace muchos años nuestro barco recaló en el puerto de Miami. Mucha gente vino a visitarlo, principalmente hispanoparlantes; el exilio anticastrista estaba en plena ebullición y veían en nuestro entonces franquista buque una especie de espaldarazo a sus incipientes organizaciones para recuperar su madre patria de las garras del comunismo. Pero también había exiliados de otros países.

Vino uno de ellos que venía de la República Dominicana, gobernada entonces por Leónidas Trujillo. Estaba yo de guardia aquel día y me entretuve en charlar con este individuo; por llevar la conversación de algún modo le pregunté acerca del gobierno de Trujillo.

Su contestación me cogió tan de sorpresa que no pude por menos de reír a carcajadas. Me dijo textualmente: “Imagínese usted a su general Franco dedicado a una sola provincia”.
Reconozco que me gustan muchísimo las anécdotas graciosas, así que no pude reprimir la tentación de contarla a todo el que quiso oírme hasta que llegó a oídos de alguno de mis superiores que me hizo acudir a su presencia para llamarme al orden y decirme que no consentiría de ninguna manera que se hablara en contra de nuestro Jefe del Estado, que en vez de reír debería haber expulsado del barco inmediatamente al dominicano aquel.
Puse cara de asombrado y le manifesté que, al menos yo, había tomado las palabras aquellas como un reconocimiento hacia su líder, el general don Rafael Leónidas Trujillo y hacia nuestro Jefe del Estado, ya que, considerando todo el bien que nuestro generalísimo hacía por España, había querido expresar lo mucho más que Trujillo estaba haciendo por la República Dominicana.
Vi que mi superior jerárquico se quedaba un poco desconcertado por mi contestación, pero se contentó con mi explicación y me mandó que me retirara.
Al cabo de unos días tuve, por otro motivo diferente, ocasión de hablar de nuevo con este mi superior en mando. Al despedirme me espetó con una media sonrisa: “Es usted un cachondo, puede retirarse”.