viernes, 8 de junio de 2012

JUSTOS POR PECADORES

Se nos está diciendo hasta la saciedad que la culpa de esta crisis es que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, que nos hemos endeudado, que tenemos que pagar lo que debemos y que, por lo tanto, tenemos que apretarnos el cinturón y empobrecernos: menos educación, menos sanidad, peores condiciones laborales, etc.

En todo caso eso sería aplicable a los que hubieran estado viviendo por encima de sus posibilidades, a los que se hubieran endeudado por encima de sus posibilidades falseando sus capacidades ante los prestamistas, pero no tienen por que pagar justos por pecadores. Hay mucha gente que no se ha endeudado o que hace frente a las deudas contraídas y están siendo castigados por la crisis, pierden sus puestos de trabajo y se empobrecen.


Seguramente sea verdad que hay también un considerable número que no devuelven lo que les ha sido prestado y por eso los prestamistas, el sistema bancario, ven que su negocio no va todo lo bien que debiera; se ven obligados en cierto modo a restringir la concesión de nuevos préstamos y entramos en la espiral decadente de la economía, sin créditos las empresas no pueden funcionar, se incrementa el desempleo y consecuentemente el número de personas que no puede devolver sus deudas, el negocio bancario va peor, nuevas restricciones crediticias, mas empresas cerrada, más paro, mas personas insolventes…. Una espiral sin fin.

Espiral en la que, para preservar la paz social exigible en un estado moderno, el estado se ve forzado a endeudarse para no dejar desamparados al numero creciente de desempleados con una recaudación decreciente por el sesgo descendente de la economía. En un vano esfuerzo para reducir su deuda el estado recorta cada vez más las prestaciones burocráticas y sociales enviando así más gente al paro con lo que la situación se hace más grave todavía. Menudo panorama.

Piensa entonces el estado que quizás la solución esté en que los bancos recobren su capacidad crediticia. Pretende proveerlos del dinero necesario para ello y se ve forzado a emitir más deuda, a recortar prestaciones y a subir los impuestos. Pero los bancos atienden primero a pagar sus propias deudas, las que tenían contraídas con bancos extranjeros que, a su vez, presionan sobre sus respectivos gobiernos para exigir a nuestro estado que responda de las deudas privadas de nuestros bancos. Exigencia que pasa por decirnos que hagamos lo que sea necesario para que podamos pagar la deuda esa deuda privada allegando fondos de todos e imponiendo cuantos sacrificios sean precisos para ello. Así nos revuelven el río y los pescadores obtienen sus ganancias a costa de que paguen justos por pecadores.

Todo ese panorama de sangre, sudor y lágrimas no debe ser impuesto a los ciudadanos que son inocentes del despilfarro de otros; son inocentes de la avaricia de los bancos y de sus accionistas que seducían a la gente para que despreocupadamente asumiera hipotecas que el sistema bancario debería haber sabido que no podrían responder de ellas, son inocentes de que promotores inmobiliarios cegados por la avaricia pidieran créditos a los bancos pensando que la gallina de los huevos de oro era inmortal y que podrían instalarse definitivamente en el oropel del pelotazo; son inocentes de la corrupción generalizada, si, GENERALIZADA, de los que han visto en la política un modo de enriquecimiento; son, en definitiva, inocentes de todo esto y hace mal el gobierno de turno, antes el de ZP y ahora el de RJY, en imponer sacrificios a sus gobernados para liberar recursos públicos con los que pagar las deudas privadas de unos cuantos que ganaron el dinero a espuertas, que lo pusieron a buen recaudo y que ahora quieren que paguemos todos. ¿Por qué no dejamos que se hunda el sistema bancario? Ya se que me dirán eso del efecto dominó y demás zarandajas, pero por lo menos, si es que es que esa amenaza de derrumbe apocalíptico no es un farol, tendremos las cosas claras y el tsunami habrá sido una catarsis moralizadora porque mas vale honra sin barcos que barcos sin honra y porque mas vale morir de pie que vivir con vilipendio; frases bonitas, frases ejemplares que parecen haberse perdido en la noche de los tiempos. Se me olvidaba otra más, más vale morir de pie que vivir de rodillas.
Gobierno de turno tenga un poco de dignidad que, como decía una tía de mi mujer, al que mucho se agacha acaba por vérsele el culo.



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