miércoles, 12 de octubre de 2011

OTRO ARTICULO DE KRUGMAN

El artículo siguiente, también del premio nobel de economía de 2008, Paul Krugman, podría ser de completa aplicación a la situación española en el momento presente. Bastaría con sustituir partido republicano por partido popular, y Obama por Zapatero, para que pareciera escrito en España analizando la presente situación.
El Factor del Miedo Ficticio.
By PAUL KRUGMAN
Published: September 29, 2011
La buena noticia: Depués de gastar un año y medio hablando de deficit, deficit y deficit cuando deberíamos haber estado hablando de trabajo, trabajo y trabajo, por fin nos hemos centrado es discutir sobre lo correcto. El trabajo, por supuesto.
La mala noticia: El partido republicano, inducido y ayudado por varios intelectuales conservadores, ha elaborado una teoría acerca de la creación de empleo que justifica sus prejuicios y sirve a los intereses de los ricos que lo respaldan; pero esa teoría nada tiene que ver con la realidad.
Basta con escuchar cualquier discurso de algún posible candidato del partido republicano, para oír la afirmación de que la administración de Obama es responsable de los niveles actuales de desempleo. ¿Y luego? Repiten una y otra vez que los negocios rehúsan expandirse y crear empleo porque temen nuevas regulaciones onerosas e impuestos más elevados. No son sólo los políticos conservadores los que lo predican. También los economistas conservadores lo pregonan en los medios; hasta los representantes de los bancos centrales lo repiten para justificar su oposición a cualquier ayuda a la economía por modesta que la ayuda pueda ser.
Lo primero que se debe saber es que no existe evidencia alguna para decir eso y sin embargo hay muchas evidencias de que eso es falso.
El punto de partida de esta teoría es que el retraso en la recuperación de la economía no tiene precedentes; sin embargo, si que existen antecedentes. Analizando largos períodos de “recuperación del empleo” resulta que ese retraso de recuperación de la economía después de una recesión ha sido lo normal en los últimos veinte años. De hecho la creación de empleo después del período de recesión actual, está siendo mejor que tras la recesión de 2001.
Podríamos añadir que las crisis financieras importantes han sido seguidas casi siempre por un lento período de crecimiento, y la situación de ahora es más o menos lo que podría esperarse tras una crisis tan severa como la actual.
Más aún, no hay nada raro acerca del hecho de habiendo empresas que estén logrando grandes beneficios y se sientan sobre montones de dinero no quieran invertir ese dinero para crecer y crear empleo.
Después de todo ¿Para que querría un empresario expandirse cuando no está utilizando toda la capacidad de su empresa? El estallido de la burbuja inmobiliaria y la resaca de las economías familiares endeudadas han llevado a la depresión del consume y por eso muchas empresas ahora tienen más capacidad de la que necesitan, así que no hay razón alguna para que inviertan en ellas. Las inversiones empresariales son muy dependientes del estado de la economía, así que dado la extremada debilidad de la economía no es sorprendente que el nivel de inversiones permanezca demasiado bajo; si acaso, los gastos empresariales en inversión pueden considerarse más fuertes de lo que se pudiera uno imaginar dada la lentitud de la recuperación y las altas tasas de desempleo.
Por otro lado hay mucha gente que se queja de la carga que representan las regulaciones y los impuestos. Mucha gente pero no más de lo usual. Se ha realizado análisis de confianza mediante encuestas realizadas a lo largo de los pasados 40 años sobre los principales problemas para las empresas. El resultado es que las regulaciones y los impuestos siempre han ocupado un lugar muy alto en el ranking de los problemas. Lo que es nuevo en ese ranking es la escalada en el mismo del bajo nivel de ventas; ello sugiere que es la falta de demanda, no el temor a los impuestos, lo que mantiene bajo mínimos la economía.
Así que las afirmaciones del partido republicano acerca de lo que perjudica a la economía es pura fantasía sin relación alguna con la realidad. ¿Deberíamos sorprendernos de esto?
Por supuesto que no. Los que siempre han atendido obsequiosamente los intereses económicos de los ricos dicen que la recuperación económica requiere atender obsequiosamente los intereses de los ricos. ¿Es raro?
Aunque me parece que algo ha cambiado en la actual discursón económica. Los partidos políticos se han puesto de acuerdo en aceptar ideas económicas más que dudosas – ¿Se acuerdan de la curva de Laffer? – pero no soy capaz de recordar la ocasión en que la doctrina económica de los partidos haya estado tan lejos de la realidad como ahora. Lo que si me sorprende es que los economistas republicanos, ellos lo saben mejor que yo, se hayan prestado a arriesgar su credibilidad en aras de los delirios de su partido.
Aunque de forma parcial, no hay duda, este hecho es sólo un reflejo del más amplio cuadro de aislamiento intelectual del partido republicano. Grandes sectores de sus partidarios todavía condenan el ámbito de la ciencia y la teoría de la evolución, así que no podemos esperar otra cosa en lo que a un análisis económico se refiere.
También, por supuesto, refleja la necesidad política de endosarle todo lo malo que suceda en USA al presidente Obama. Poco importa el hecho de que la burbuja inmobiliaria, la explosión de la deuda y la crisis financiera bajo el mandato de un presidente conservador y fanático del mercado libre.; tiene que ser el demócrata de turno en la Casa Blanca el que cargue con las culpas.
Pero los buenos politicos pueden desarrollar políticas muy malas. La verdad es que estamos en este atolladero porque había muy pocas regulaciones, no porque hubiera demasiadas. Lo malo es que ahora uno de nuestros dos grandes partidos tiene la determinación de recaer en los mismos errores que nos causaron este desastre.

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