miércoles, 28 de diciembre de 2011

EL TRAJE INVISIBLE DEL REY


Con esto de los buenísimos discursos del rey en Nochebuena y en la inauguración de la nueva legislatura, con los plácemes, las ovaciones y todo el resto de una inexplicable, para mi, pleitesía, me viene a la memoria aquel cuento de los hermanos Grimm, en el que…


Un rey convoca a todos los mejores sastres de su reino para hacerle un traje especial con motivo de su coronación. De entre todos los sastres un listillo con mucha labia y una arrolladora personalidad convence al rey y a sus dignatarios para que se lo encargue. El traje que él diseñaría, dice, iba a ser tan especial que sería verdaderamente mágico. Pero con una advertencia importante: este traje no podrá ser visto por los necios, solamente las personas inteligentes serán capaces de apreciarlo.
En el día señalado para la prueba, el rey contempla la mirada imperturbable y sonriente de sus ministros, ninguno de los cuales quiere parecer necio aunque, por supuesto, nadie ve ningún traje. El rey se pregunta ¿seré yo un necio? –y como tampoco quiere parecerlo premia y felicita al sastre por la maravilla del traje invisible.
Llega el día de la gran fiesta y el rey aparece en público, desnudo, mostrando en público sus vergüenzas y, como nadie quiere parecer necio y todos le aplauden…

El Rey ha recibido, a su entrada en el hemiciclo, un importante aplauso con todo el hemiciclo puesto en pie, salvo algunas excepciones como la de Cayo Lara (IU) y la de los portavoces nacionalistas, y que ha durado un par de minuto pese a la insistencia del propio Don Juan Carlos para que cesase. Una ovación, repetida tanto al inicio como al final del discurso del Monarca, y que ha sido seguida, también, de un “viva el Rey” por parte de algunos diputados de la bancada del PP.

Nadie parece haberle visto sus vergüenzas, todos aplauden; algunos creían que se refería al caso IU en su discurso de Nochebuena, pero ya se ha apresurado a decir que no hay que tomarse sus palabras personalizándolas en nadie

Don Juan Carlos se ha congratulado de la reacción que suscitaron sus palabras, aunque ha advertido de que no hay que personalizar, como se ha hecho desde la prensa, en la figura del duque de Palma.

En su discurso de Navidad aseguró que cualquier actuación censurable de personas con responsabilidades públicas debe ser "juzgada y sancionada con arreglo a la ley", porque "la justicia es igual para todos".

Es decir, que todo aquel que cometa un acto delictivo o inmoral debe quedar sujeto a la ley que es igual para todos, siempre y cuando que se trate de una persona con responsabilidades públicas. Lo que es un sarcasmo es que lo diga aquel cuya persona es inviolable y que no está sujeta a responsabilidad de acuerdo con nuestra constitución. (art. 56.3), el único, entonces, que no puede ser juzgado ni sancionado por la ley. Menos guasa, por favor.

…hasta que destaca la voz de un niño que grita ¡pero si el rey va desnudo!
El rey pierde la compostura e intenta taparse. A partir de aquí todos se dan cuenta de la superchería.

2 comentarios:

cantora de íspalis dijo...

noooh!...un dia de estos me veo que tras los aplausos y las palmas se nos ponen a cantar aquello de:
"Ay que a gusto voy a cantar
con mis amigos que están conmigo que no nos falte de ná
Guitarra que se alegren las palmas al compás
Que no nos falte de ná, que no, que no
Que no nos falte de ná, que no, que no
Que no nos falte de ná..."


ni siquiera en el menú navideño...así que entre plato y plato, para eliminar el mal gusto del primero a base de crisis con guarnición de paro y prepararnos para el siguiente con un suculento plan de ajuste, por qué no deleitarnos con un fino "entremés" al más puro estilo tradicional del retablo de las maravillas ¿no?, y que no nos falte de ná, de ná, de ná...

y un amigo de Patronio dijo...

A quien te aconseja encubrir de tus amigos
más le gusta engañarte que los higos.