Ha habido, por lo que cuentan, un alcalde de una antigua ciudad de Tenerife, Garachico, que se ha auto-rebajado su salario a la cuantía del salario mínimo interprofesional. Esa persona admirable tiene toda la autoridad moral para exigir a sus colaboradores y a sus conciudadanos toda clase de sacrificios civiles para conllevar mejor la esta crisis que unos cuantos desalmados nos han echado encima y que esos mismos desalmados se encargan de hacer como que nos quieren sacar de ella.
Si los gobernantes nacionales, autonómicos, provinciales y municipales hicieran lo mismo dispondrían de todo el crédito moral necesario para exigir lo que están exigiendo. Sería para todo el conjunto da la ciudadanía el mejor estímulo.
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