Convendría aclarar un poco las cosas.
para empezar, todos estamos de acuerdos en que hay que impedir la malversación, el despilfarro y la corrupción. Dicho esto, vamos al grano.
para empezar, todos estamos de acuerdos en que hay que impedir la malversación, el despilfarro y la corrupción. Dicho esto, vamos al grano.
El Estado, la Nación como estado, no es ni rica ni pobre, es estado funciona en cada año fiscal con lo que impone a sus ciudadanos que contribuyan a los gastos que prevé para ese ejercicio fiscal.
De vez en cuando, quizás se vea obligado el estado a pedir prestado para hacer frente a algún evento desgraciado: guerra, desastre natural y cosas por el estilo. Una vez adquirida esa deuda está obligado, cuando menos, a pagar los interese de ese préstamo. Esos intereses hay que tenerlos en cuenta para cada año fiscal como un capítulo más del presupuesto anual. O sea, lo que se debe no es ni más ni menos urgente que las previsiones del estado para atender a la prestación de los servicios que, como estado y de acuerdo con sus leyes constituyentes, tiene la obligación de atender.
Cada año, el gobierno hace un cálculo de lo que necesita para proporcionar a sus ciudadanos lo que éstos demandan y, en su caso, pata atender al pago de lo que se debe. Una vez realizado este cálculo, el gobierno reclama a sus ciudadanos que contribuyan en la medida de sus posibilidades a sufragar estos gastos. A nadie le gusta pagar impuestos, pero lo exige el sostenimiento del estado y su debida paz social. O sea, el estado NO funciona como una economía doméstica en la que hay que adecuar el gasto a los ingresos fijos del padre de familia. El Estado funciona al revés. Primero calcula lo que necesita para atender las necesidades de sus ciudadanos y luego establece el modo de conseguir los recursos que sean precisos.
No vale decir que se dejan de prestar tales o cuales servicios porque no hay dinero, eso, aparte de ser una tontería es una mentira malintencionada. Sólo cuando en España todos fuésemos incapaces de aportar algo al erario público podríamos decir que no hay dinero. Pero mientras un buen número de ciudadanos dispongan de caudales suficientes para que el mercado de artículos de lujo esté floreciente, hay dinero en la nación y la nación, si lo necesita, debe reclamarles lo que sea necesario a este grupo de personas. Vale más que se arruine el concesionario de Ferrari que hacer recortes en sanidad o educación; digo yo.
Vale más que se arruinen los concesionarios de Ferrari que recortar en sanidad o educación. ¿Es o no es?
A ver si nos caemos ya del GUINDOS este.
Vale más que se arruinen los concesionarios de Ferrari que recortar en sanidad o educación. ¿Es o no es?
A ver si nos caemos ya del GUINDOS este.
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