miércoles, 16 de noviembre de 2011

20 DE NOVIEMBRE DE 2011. EL DÍA DESPUES.

Así como hace unos días tuve una horrible pesadilla, hoy he tenido una ilusión maravillosa, un sueño seguramente irrealizable.

Había amanecido hacía ya rato el 21 de noviembre de 2011. Los periódicos anunciaban con grandísimos titulares la aplastante mayoría del Partido Popular. Cerca de 200 diputados contra poco más de 100 del PSOE. El nuevo presidente tendría completa libertad para llevar a cabo su proyecto de sanear la maltrecha economía de España, para reducir drásticamente las cifras del desempleo. Mi enhorabuena y mis mejores deseos para su gestión exitosa.

Pero luego me entretuve en leer la letra pequeña. Resultaba, sólo en mi sueño (claro está), que había habido un abstención de sólo el 30% y que el PP había obtenido el 25 por ciento de los votos escrutados frente a sólo el 15% del PSOE. Una diferencia que por mor de la ley D`HONT se plasmaba en 200 diputados para uno y 100 para el otro. El resto de grupos sumaban el 4% de los votos y obtenían un pequeño grupo de diputados.

Hice la suma de 35% más 15% y me resultaba un 40% de votos para los dos partidos que prácticamente se repartían la totalidad de los escaños de la Carrera de San Jerónimo.

El PP con el favor del 17,5% del electorado gobernaría con absoluta mayoría parlamentaria.
El PSOE con el favor del 10,5% de los electores sería prácticamente la única voz de la oposición, junto con algunos grupúsculos nacionalistas y marginales, que habían logrado tener representación parlamentaria, apoyados por un 2,8% del censo.

Es decir: De los españoles que habían acudido a las urnas a expresar su preferencia, sólo un escaso 44% estaría representado en el parlamento. El 56% restante, por culpa de la D`HONT, se quedaba en las afueras del legislativo.

Traducido al censo en su totalidad: Menos del 31% de los españoles con derecho a voto estaría representado en el poder legislativo de la nación. Casi el 70% no lo estaría.

Y ahora os diré la razón de que haya considerado maravilloso mi ensoñación.

Los nuevos parlamentarios, a la vista de este suceso que atentaba a la legitimidad de la representación del pueblo soberano, alcanzaban el deseado consenso y, por unanimidad, acometían de inmediato la reforma de la Ley Electoral, guardaban al señor D`HONT en el baúl de los recuerdos, y convocaban de nuevo elecciones generales.

Ya digo, sólo un sueño.

P.D. Me ha gustado la opinión que se plasma en http://www.rafapal.com/?p=9596 aconsejando no votar.




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