domingo, 13 de noviembre de 2011

PROGRAMAS DEL CORAZON.

Nada tengo en contra de esos programas televisivos que son llamados “del corazón”. La televisión comercial es un negocio y ha de atender a la venalidad de sus productos como si de otro cualquier bien económico se tratara. Su objetivo es lograr un máximo de audiencia con un mínimo de  gasto. Lo que ocurre muchas veces es que los responsables de tales programas confunden cuotas de pantalla, producto vendido, con calidad y se muestran, para mi gusto, un pelín pasados de jactanciosos.
Hay una escritora, Corín Tellado, inscrita en el Libro Guinness de los Récords - 1994, edición española, como la autora más vendida en idioma español y es la escritor/a más leída en el mundo entero después de Cervantes. ¡Imagínense que tremenda cuota de pantalla la de esta señora!. Con todo no dejó de ser una humilde, millonaria lo más seguro, escritora de novelas rosa.
Ni la Tellado ni las tremendas audiencias de los programas del corazón son ninguna novedad. Ya Lope de Vega decía aquello de

porque, como las paga el vulgo, es justo
hablarle en necio para darle gusto.

Mi asombro es otro, mi asombro está motivado por esas incómodas grada llenas de gente que se ven tras los contertulios. Se trasladan a diario desde los más variopintos puntos de España, seguramente en incómodos autobuses,  para sentarse un buen puñado de horas viendo hablar a unos malos actores acerca de la nada. Además, creyendo sin duda hacer patria chica de sus lugares de origen, vienen con tortas de almendras, centollos, embutidos, polvorones y toda una amplia gama de delicatessen que ofrecen a sus verdugos; ¡eso si que es un buen ejemplo del síndrome de Estocolmo!


No hay comentarios: