miércoles, 2 de noviembre de 2011

REFERENDUM. ¿ES DEMOCRÁTICO CONSULTAR AL PUEBLO?


Parece que los griegos ya no pueden o no quieren apretarse todavía más el cinturón; a lo mejor es que ya no pueden ni respirar. El caso es que de algún modo allí se ha resquebrajado significativamente la paz social. El presidente del gobierno, antes que exigirle a sus conciudadanos que acepten las nuevas medidas reductoras que les impone “Europa”, ha optado por preguntarles si están dispuestos a ello o, si por el contrario, quieren mandar el euro y su zona a tomar viento por ahí.
Parece una decisión acertada ante una gravísima situación económica. Grecia es un país democrático y la consulta popular para los asuntos graves es una medida óptima; hay ocasiones en que la representatividad ganada en unas elecciones no basta ante lo grave de la situación.
Por ello uno no acaba de entender el gran cabreo que se ha producido entre las demás democracias de Europa ni el pánico de los “mercados”. ¿No es acaso un referéndum una muy legítima práctica democrática?, ¿no estaban los mercados acosando a la economía griega para que se derrumbara?
Es como si se tuviera pánico a preguntarle a la gente lo que quieren hacer con sus vidas; como si hubiésemos retrocedido doscientos años y estuviéramos en pleno despotismo ilustrado, aquello de gobernar para el pueblo pero sin el pueblo. No digo que aquello fuera malo y esto de hoy en día sea bueno, pero lo que jode es que se pregonen las bondades de la democracia, del gobierno del pueblo, para el pueblo y con el pueblo, y luego entre el miedo a que el pueblo sea, de verdad, el soberano,
Y hablando de referéndum. ¡Que poco se habla del caso de Islandia! Ya se han producido dos referendums a ver si la gente traga con pagar a los depositarios ingleses y holandeses los 3.800 millones de euros que fueron estafados por un banco privado islandés.
Las dos veces han respondido que no. No quieren pagar por algo que ellos no han sido responsables. Hacen bien.
El caso de Islandia puede estar en la raíz de ese pánico financiero que desata la amenaza de los referendums populares con vistas a la cosa económica. Si se tratase de uno para dilucidar si si o si no a una ley del divorcio, o del aborto, o de la eutanasia, o etc, no hubiera producido terremoto alguno, pero es que con el dinero no se juega, es demasiado importante para dejarlo en manos de ese presunto soberano al que llamamos pueblo.

No hay comentarios: