lunes, 30 de enero de 2012

VERDE QUE TE QUIERO VERDE

El romance sonámbulo de García Lorca ha constituido para mí un reto desde que lo leí.
Ese verde que te quiero verde me ha golpeado las neuronas durante casi medio siglo. Finalmente he llegado a la conclusión de que no es sino una boutade inducida.

Verte, que yo quiero verte.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.


viernes, 27 de enero de 2012

EL JURADO DEL CASO CAMPS

Acaban de juzgar al ex presidente de la comunidad autónoma de Valencia por un delito de cohecho impropio. Lo han declarado NO Culpable. Así lo ha dictaminado por 5 votos contra 4 un jurado popular.

El caso es que el caso contra Camps nunca debió ser objeto de jurado.

jueves, 26 de enero de 2012

MIS CASAS. LA ALJORRA. LA BODEGA

IV

LA BODEGA

Ya dije antes que ocupando casi toda la fachada orientada al norte estaba lo que llamábamos la bodega. Era un recinto rectangular al que se accedía bien por el amplio portón que daba al exterior, bien por una portezuela que comunicaba con la casa principal, pero por este segundo acceso daba miedo entrar, por lo menos a mi me lo daba;  al entrar desde el exterior, sin embargo, la puerta era tan ancha, tan alta, que se inundaba de luz todo aquel recinto tan sombrío de otro modo.
Entrabas y allí mismo, a la izquierda, estaban aquellos dos enormes toneles de cemento; seguro que antes de que yo naciera, que antes de la guerra civil, aquellos enormes toneles habían servido para almacenar vino del campo de Cartagena hecho allí mismo. Yo, sin embargo, los recuerdo destinados a otros usos: llenos de trigo hasta los topes o vacíos y objeto de nuestros juegos. Luego ibas entrando cada vez en zonas más umbrías hasta llegar al fondo del todo al recinto donde estaban el lagar para la uva y la prensa para la aceituna.  Antes había que pasar por otro espacio en donde estaba la mesa de madera donde se mataba el cerdo una vez al año.
Íbamos como a finales de noviembre mi abuela, mi hermana y yo a la matanza del cerdo. Los recuerdos         que tengo de aquellas matanzas son, por una parte, placenteros, pero por otra, profundamente desagradables; los chillidos del verraco al ser acuchillado me resultaban espeluznantes. Pero una vez muerto el gorrino empezaba toda aquella liturgia oficiada por un experto matachín y secundado por  todas la mujeres disponibles: mi abuela, la tía Juana, Concha y, en menor grado, mi hermana. Encendían manojos de yesca y chamuscaban la piel del recién muerto animal para quitarle todo vestigio de pelo. Luego el matachín empezaba a rajar y a cortar; limpiaba a conciencia las tripas del cerdo y, con un conocimiento heredado seguramente de varias generaciones de matarifes, llevaba a cabo la elaboración de los distintos embutidos: morcillas, longanizas (blancas y rojas), blancos, morcones, etc. Luego salaba las patas que se pondrían a curar. Toda aquella ceremonia se acompañaba, no se si es cierto mi recuerdo, con una botella de anís.
Todo aquello, una vez elaborado, lo metía mi abuela en una gran maleta de madera y, en un coche de alquiler, lo llevábamos a Cartagena. Aquel viaje era a su vez una especie de aventura; había que parar en la caseta de arbitrios a la entrada de la ciudad y declarar que no llevábamos ningún tipo de mercancía. Así lo hacíamos y ese momento de mentirle al empleado municipal era, para mi, excitante.

lunes, 23 de enero de 2012

MIS CASAS. LA ALJORRA. EL COMEDOR.

III

El comedor era una estancia grande con una también grande y maciza mesa de madera oscura capaz holgadamente para ocho comensales. Había también las correspondientes sillas a juego con la mesa. En un rincón, una cómoda enorme con cinco cajones; sobre ella, la caja de medicinas homeopáticas del difunto marido de mi abuela [1]; estaba la caja llena con algo así como sesenta botellitas de cristal traslúcido, acaramelado, a través del que se vislumbraban aquellas bolitas dulces y blancas que, a modo de preciadas golosinas, injeríamos los niños. La estancia tenía dos ventanales enrejados con pueras de cristal y complicadas contrapuertas de madera. Sin embargo lo que más me llamaba la atención eran las grandes fotografías, tamaño poster, enmarcadas en sólidos marcos. Creo recordar que había, por lo menos, cuatro: Mi madre, de niña, en una de ellas; en las otras, uno de mis bisabuelo materno [2] eternamente sonriente, mi otro bisabuelo materno [3] embutido en su uniforme de general de infantería de marina, y, finalmente, la madre de mi abuela, Catalina, con gesto adusto y un abanico plegado en su mano izquierda. Este retrato era inquietante; era uno de esos que parece que los ojos de la figura te siguen a todas partes a donde vayas. No eran cuatro, sino seis; se me olvidaba una foto de mi abuela de joven con un síguemepollo [4], aparecía muy guapa y traslucía un carácter firme y decidido y otra de mi abuelo con sus bigotes erguidos de militar.



[1] Eugenio Pastor Cano.
[2] Juan González
[3] José pastor Marra
[4] Una especie de cinta con un camafeo que se llevaba ceñido a la garganta, su nombre debía ser por su finalidad de atraer las miradas de los posibles admiradores.

LA IMPORTANCIA DE LA HISTORIA

Hasta donde alcanza mi memoria me recuerdo siempre estudiando Historia en el colegio; historia sagrada, historia de España, historia universal, historia del arte; parece que la Historia es una materia bastante importante. El conocimiento de la historia nos ayuda a tener conciencia del lugar que ocupamos en el mundo; es una especie de inconsciente colectivo que puede ayudarnos mucho en nuestro desenvolvimiento como individuos sociales.

domingo, 22 de enero de 2012

NI CHICHA NI LIMONÁ

SAR D. José Luis XVI
Creo recordar que, en su biografía de Napoleón, Andre Maurois cita, como una de las principales causas del éxito de la Revolución Francesa, la siempre indecisa actitud del rey Luis XVI ante las soluciones que aplicaba para tratar de conjurar el descontento creciente de sus súbditos; nunca se decidía por la solución A o por la solución B (ambas seguramente eficaces) sino que pretendía contentar a dios y al diablo y aplicaba una solución sui generis, parte de A y parte de B. Con ello no lograba sino empeorar la situación, hasta un punto tal en que fue preciso cortarle la cabeza en la guillotina.

UNA DINASTIA INTERMITENTE

He oído comentar en alguna de las infinitas tertulias que el hecho de desvelar el caso Urdangarín ahora, tras muchos años de saberse, ha sido debido a un interés muy concreto: provocar la abdicación del rey en su hijo.

Si esto es así, nos remontamos  nada menos que a la primera década del siglo XIX cuando el príncipe heredero (don Fernando, luego rey Fernando VII) conspiraba para forzar la abdicación de su padre, el rey Carlos IV. Esta familia dinástica parece llevarlo en los genes; ha sido frecuente la alteración normal de la sucesión de monarca difunto a primogénito.

Luis I reinó en vida de su padre, FelipeV. Se desconocen las causas de la abdicación,

sábado, 21 de enero de 2012

EL CHAPULÍN COLORADO


El Chapulín Colorado es una serie de la televisión mejicana, parodia de los programas de superhéroes. Su nombre se refiere a un chapulín (el nombre dado en México a una especie de saltamontes) de color rojo o colorado. En el programa, siempre se presenta al Chapulín de la siguiente manera:
Más ágil que una tortuga... más fuerte que un ratón... más noble que una lechuga... su escudo es un corazón... es ¡El chapulín colorado!

miércoles, 18 de enero de 2012

RECUERDOS ENCUBRIDORES



COLA COMEDOR AUXILIO SOCIAL

No se si será cierto lo que se expresa en la rotunda frase de Avellaneda de que: “Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla”. Lo que si me parece más cierto es que los pueblos que no quieren recordar su pasado son semejante a esas personas que pretenden enterrar o disfrazar pasadas, remotas, malas experiencias. Estas vivencias desagradables no es que se borren de loa recuerdos, sino que se deforman, disfrazan y tergiversan, pasando a formar lo que, según Freud, se denominan recuerdos encubridores y que pueden derivar en toda clase de perturbaciones de la personalidad o, en el caso de los pueblos, en todo tipo de disfunciones sociales.