Para muchos es una irrisión que se haya establecido una línea hereditaria ininterrumpida de padres a hijos en Corea del Norte. El nuevo presidente KIM es ya el tercero en acceder a la presidencia del país por el sólo hecho de ser hijo de su padre y nieto de su abuelo.
Para mí el motivo de irrisión es obvio:
El sometimiento de un pueblo a una persona cuyo único mérito para ello es una genética que, además, con harta frecuencia se ha manifestado como indigna de regir la vida política de una nación.
Sin embargo nosotros, los europeos, todavía mantenemos esa institución en varios países soberanos. Reino Unido, Holanda, Bélgica, Suecia, Dinamarca, Noruega, Luxemburgo y, por supuesto, España.
¿Por qué algo que es irrisorio en Corea del Norte es digno y respetable en nuestro mundo tan respetuoso con la igualdad de todos?
Realmente no tengo una respuesta inteligente para ello. Sólo es una situación de hecho que merecería la pena considerar con cierta seriedad y detenimiento.
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