Bien sabe Dios que no me cae nada bien la gente con planteamientos económicos neoconservadores, con planteamientos de la escuela de Chicago que, en resumidas cuentas, nos vienen a decir que para crear riqueza en una sociedad es preciso explotar al máximo a los trabajadores por cuenta ajena; es decir, los partidarios de reducir la gestión económica del estado al mínimo, a cero si posible fuera. Confieso que en asuntos económicos prefiero a Keynes y que, en política, podría considerarme más bien inclinado a la izquierda, pero sin fanatismos.
Dicho todo esto también sabe Dios que le deseo al gobierno del Partido Popular que tenga el éxito más rápido posible en la recuperación de la economía de España. Deseo fervientemente que me demuestren que estoy equivocado.
Sin embargo no quiero que me digan que no han tenido el éxito fulgurante que auguraban porque el estado de la economía era mucho peor de lo que se figuraban. Durante la campaña electoral, Rajoy prometió NO HACERLO. La economía del país está como está y por eso han llegado al poder; si la economía hubiera ido aceptablemente bien a santo de qué iba la gente a dejar de votar al PSOE. Sabemos que la cosa está mal y el país ha confiado en que el PP va a sacarnos del atolladero, pero si lo que hacen es lamentarse de que estamos en un atolladero del que ellos no han sido los responsables, entonces apaga y vámonos que para ese viaje no necesitábamos estas alforjas.
Por lo pronto todo apunta a que ya han empezado con ese tipo de lamentaciones; lo hizo la Cospedal en Castilla-La mancha y lo ha reiterado ahora la señora ministro de Empleo, Fátima Báñez, "El futuro empieza diciendo la verdad, y a veces es muy dura. No os podéis imaginar la semana que llevamos en el Gobierno. Nos han dejado un país en ruina económica y social".
¿No lo sabían cuando quisieron gestionar el estado?
Si no sabían lo que pasaba en casa mal creo que sepan lo que pasa fuera ni como arreglar lo que sabían que estaba roto.
¡Ojalá me equivoque!
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