Si esto es así, nos remontamos nada menos que a la primera década del siglo XIX cuando el príncipe heredero (don Fernando, luego rey Fernando VII) conspiraba para forzar la abdicación de su padre, el rey Carlos IV. Esta familia dinástica parece llevarlo en los genes; ha sido frecuente la alteración normal de la sucesión de monarca difunto a primogénito.
Luis I reinó en vida de su padre, FelipeV. Se desconocen las causas de la abdicación,
Fernando VII reinó en vida de su padre, Carlos IV que fue abocado a la abdicación por los manejos de su hijo, Conjura del Escorial, Motín de Aranjuez etc. Carlos IV permaneció exilado en los Estados Pontificios durante años.
Alfonso XII reinó en vida de su madre Isabel II que permaneció exilada en Francia casi 30 años.
Juan Carlos I, el actual monarca, recogió de manos del general Franco la corona de su abuelo Alfonso XIII ignorando los mejores derechos de su padre, Juan de Borbón que sólo tras el hecho consumado de esta coronación renunció a sus derechos a favor de su hijo (¡qué remedio!); por cierto, los derechos sucesorios de Juan de Borbón habían sido expropiados a su hermano mayor; Jaime de Borbón.
Cuatro de diez, en caso el 50% de los casos, el padre del monarca ha sobrevivido largos años a la coronación de su hijo.
No sería extraño que se produjera de nuevo. Lo único peligroso para esta dinastía es su propio carácter intermitente. En la línea sucesoria ha habido varias interrupciones, es decir, ha habido otras máximas autoridades nacionales:
José I Bonaparte. .
Amadeo I de Saboya.
Primera República
Segunda República
Dictadura general Franco
No parece una monarquía muy establecida y los tiempos que corren no parecen propicios a plegarse a los derechos de sangre.
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