domingo, 22 de enero de 2012

NI CHICHA NI LIMONÁ

SAR D. José Luis XVI
Creo recordar que, en su biografía de Napoleón, Andre Maurois cita, como una de las principales causas del éxito de la Revolución Francesa, la siempre indecisa actitud del rey Luis XVI ante las soluciones que aplicaba para tratar de conjurar el descontento creciente de sus súbditos; nunca se decidía por la solución A o por la solución B (ambas seguramente eficaces) sino que pretendía contentar a dios y al diablo y aplicaba una solución sui generis, parte de A y parte de B. Con ello no lograba sino empeorar la situación, hasta un punto tal en que fue preciso cortarle la cabeza en la guillotina.

Por lo general hay dos soluciones para cada problema humano. A ver si lo puedo explicar con un ejemplo: Ante un caso de incipiente gangrena en un pie, caben dos soluciones; o se corta la pierna por arriba del tobillo o se le administra al enfermo un cañonazo de antibióticos. Ambas soluciones conjurarían el peligroso mal. Sin embargo, un indeciso al estilo del arriba mencionado Luis XVI querría contentar a los dos doctores y optaría por cortar la mitad del pie y administrar un poquito de antibiótico. Resultado, le muerte del paciente.

Pues esa línea decisoria de medias tintas es la que nos ha conducido al estado en el que nos encontramos ahora. El responsable no ha sido LUIS XVI, ni siquiera ha sido su pariente, nuestro rey. El responsable ha sido el anterior presidente del gobierno señor Rodríguez Zapatero. Me explico. No fue culpa suya la crisis económica que nos ha golpeado; su culpa ha sido querer aplicar simultáneamente un poco del recetario de las derecha y un poco del de la izquierda. Resultado, cinco millones de parados y un bienio futuro de recesión.

Porque para reducir el déficit caben dos soluciones: Recortar el gasto público hasta lo indecible (Receta de la derecha) o allegar más dinero del filón de los que más tienen por medio de impuestos marcadamente progresivos (Receta de la izquierda). ZP recortó un poco el gasto público recortando los salarios de los funcionarios e incrementó un poquitín de nada los impuestos a las grandes fortunas. Resultado, el déficit siguió creciendo. La derrota electoral del PSOE es de las de aquellos polvos traen estos lodos.

La opción del nuevo presidente del gobierno, el señor Rajoy Brey, parece que va por el camino de cortar por lo sano y recortar el gasto público pese a quien pese. Llevado este remedio a ultranza puede relanzar la economía sustentándola en un trabajo esclavo y en un estado despreocupado por la salud e instrucción de sus ciudadanos. Así será si estos ciudadanos se lo consienten mudos y sumisos.

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