lunes, 30 de enero de 2012

VERDE QUE TE QUIERO VERDE

El romance sonámbulo de García Lorca ha constituido para mí un reto desde que lo leí.
Ese verde que te quiero verde me ha golpeado las neuronas durante casi medio siglo. Finalmente he llegado a la conclusión de que no es sino una boutade inducida.

Verte, que yo quiero verte.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.




Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.

Así supongo que fue el inicio del poema que Federico mostró a sus amigos antes de su publicación,  Excepto el primer verso y todas cuantas veces este primer verso vuelve a salir a lo largo del romance, la poesía es idéntica a la que todos conocemos.
Así debió ser la primera lectura ante Dalí, Buñuel, Bello,etc .
Entonces alguno de aquellos locos geniales, ante la reiterada presencia de la palabra verde en casi todos los versos, debió de comentar que “sólo le falta una cosa para ser VERDADERAMENTE una poesía surrealista”: “¿por qué no cambiar ese verso de verte, que yo quiero verte, por verde que te quiero verde?”.
Así se dotaba a la narración de aquellos hechos un carácter misterioso que seguramente cautivaría para siempre la atención de los lectores.
Así ha sucedido. Puede que sea lo más conocido de FGL.
Esto, no deja de ser, a su vez, una boutade de mi cosecha. No lo toméis demasiado en serio.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Puès mira que sì te hago caso,(no tengo remedio,me sigues llevando al huerto.....tu huerto).Me gusta muchiiiisimo mas "verte que yo quiero verte".Mari

maria dijo...

preciosa boutade que aprovecho para decirte "verde que te quiero verde" y seguir escuchándote.