A mi hermano Manuel le gustaba contar el negocio de los bastones; un negocio que nunca fallaba: Comprabas 1000 bastones a 5 euros cada uno y al día siguiente vendías esos mismos mil bastones a 10 euros cada uno: Ganancia: 5000 euros. ¿Fácil verdad? Apenas un divertimento intrascendente.
Pero eso es lo que se está haciendo ahora mismo delante de nuestras narices y en serio.
Como los bancos no conceden créditos porque están descapitalizados les prestamos miles de millones de euros al 1%.
Como el estado necesita atender sus gastos, crecidos ahora por una legión de parados, coloca deuda en los mercados (en los bancos, se entiende) al 4% si se tiene suerte.
Los bancos gastan esos miles de millones que les hemos prestado en comprar deuda; total de beneficios para los bancos esos miles de millones multiplicados por tres.
Pero, claro, siguen sin conceder créditos porque no les ha quedado dinero para ello; la economía sigue mal, la legión de parados aumenta el estado necesita más dinero y vuelve a pedírselo a los mercados… es el cuento de nunca acabar.
La gente es la que acaba arruinándose y sin trabajo digno; la necesidad apremia y uno está dispuesto a trabajar por lo que sea, por un plato de lentejas por ejemplo. No haría falta sino apretar un poco más los recortes para que la gente añorara el trabajo esclavo de trabajar por la comida. La ley de bronce de los salarios que indica que tarde o temprano se reducen hasta el mínimo nivel de subsistencia.
La crisis ha resultado no ser sino una cruel máquina de bombear recursos para llenar los ya repletos baúles de los que conforman los mercados.
El hombre ya no es sólo el lobo del hombre, se ha convertido en un insaciable vampiro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario