jueves, 29 de septiembre de 2011

ARTÍCULO DEL PREMIO NOBEL DE ECONOMÍA DE 2008

La sangría como remedio curativo.
By PAUL KRUGMAN

Published: September 18, 2011
Antiguamente, los medicos solían creer que extraer sangre de un enfermo podría eliminar los “humores” que ocasionaban la enfermedad. En realidad, lo único que hicieron todas esas sangrias fue debilitar a lso pacientes y poner en riesgo sus vidas.
Afortunadamente, los médicos acabaron por darse cuenta de que las sangrias no hacían nada a favor del enfermo. Desafortunadamente, muchos de los responsables de las políticas económicas, todavía son partidarios del sangrado curativo. Y sus sangrias no solamente están infligiendo un daño terrible, sino que están corroyendo las perspectivas de crecimiento a largo plazo.
Veamos un ejemplo: Durante el pasado año y medio, el discurso político, tanto en Europa como en USA, se ha basado en la llamada austeridad fiscal. Se nos predicó que recortando gastos y reduciendo el déficit, las naciones podrían restaurar la confianza y llevarnos así a un resurgimiento de la economía.
Y la austeridad ha sido real. En Europa, naciones con problemas como Grecia e Irlanda han aplicado recortes salvajes, y aun naciones con mayor potencial económico han aplicado severos programas de austeridad. En USA, los modestos estímulos federales de 2009 se han desvanecido mientras que los gastos de los estados y de las ciudades se han recortado extremadamente, así que de hecho hemos aplicado programas todavía de mayor austeridad fiscal que los europeos
Sin embargo y aunque pueda parecer extraño, la confianza no ha resurgido. De alguna forma, los empresarios y los consumidores parecen estar más influidos por la falta de clientes y por el desempleo, respectivamente, que por la cuantía de la presión fiscal. Y el crecimiento parece haberse estancado mientras el desempleo alcanza cotas desastrosas en ambos lados del Atlántico.
Los defensores de estas políticas, que produce tan malos resultados, nos dicen que deberíamos atender al desarrollo a largo plazo, no a la angustia del momento presente. Eso no es cierto en absoluto. La economía necesita ayuda AHORA y no hipotéticos beneficios dentro de cuatro o cinco décadas. En cualquier caso, se empieza a evidenciar que los problemas de la economía a corto plazo, ahora ya es el cuarto año de la crisis y esto va empeorando con tanta austeridad, tienen una influencia nefasta también sobre la economía a largo plazo.
Consideremos el caso de lo que sucede con la industria manufacturera en USA. En tiempos normales su capacidad se incrementaba a un ritmo del 2 o del 3 por ciento al año. Pero a consecuencia de la debilidad económica actual esta industria ve reducida su capacidad; ya no crece, se reduce. De acuerdo con las estimaciones oficiales la capacidad manufacturera de USA es un 5% menor de lo que era en diciembre de 2007
Lo que esto significa es que si alguna vez nos recuperamos de esta crisis, la economía volverá a estar en recesión mucho antes de lo que debería. Es decir, la debilidad económica, fruto del resultado de la reducción de presupuestos, es prejudicial para el futuro en igual medida que para los tiempos actuales.
Más aún, el declive de la capacidad manufacturera es probablemente solo el comienzo de las malas noticias. Probablemente se producirán recortes similares en el sector servicios, de hecho parece que ya han empezado a producirse. Y con el desempleo de larga duración en sus niveles más altos desde la Gran Depresión, existe el peligro real de que muchos desempleados se conviertan en parados sin posibilidades de empleo.
¡Ah! Y el mayor impacto de estos recortes de los gastos públicos recaen en educación. De algún modo, prescindir de miles de maestros no parece ser el mejor modo de conseguir un futuro mejor.
De hecho, cuando se combina la creciente evidencia de que la austeridad fiscal está deteriorando nuestras perspectivas de futuro aun con los bajos tipos de interés de la deuda de USA, se hace difícil evitar una conclusion sorprendente: la austeridad de los presupuestos podría muy bien ser contraproducente aun desde un punto de vista puramente fiscal, porque menores crecimientos futuros se traducen en menos ingresos por impuestos.
¿Que debería hacerse?. La respuesta es que necesitamos dar un fuerte empujón para reactivar la economía, no en un futuro remoto, sino precisamente AHORA. . Necesitamos más, no menos, gastos gubernamentales, apoyados por una política económica expansionista por parte de la Reserva Federal y sus homólogos en el extranjero (Bancos Centrales) . Todo esto no son solo cavilaciones de un economista teórico; líderes del mundo empresarial como Google’s Eric Schmidt dicen lo mismo, y también el Mercado va en esa dirección cuando compra deuda USA a tipos de interés realmente bajos, todos reclaman así una política económica más expansioniosta.
Y para ser honestos, algunos responsables politicos parece que empiezan a comprender todo esto. El nuevo plan para el empleo del presidente Obama es un paso en la dirección correcta, mientras que algunos directivos de la Reserva Federal y del Banco de Inglaterra (aunque , es triste decirlo, nadie del Banco Central europeo) han manifestado la necesidad de políticas mucho más orientadas hacia el crecimiento.
Lo que realmente necesitamos, sin embargo, es convencer a un número sustancial de gente con poder o influencia de que hemos perdido el pasado año y medio caminando exactamente en la dirección opuesta a la correcta y que se necesita dar un giro de ciento ochenta grados.
No va a ser fácil. Pero hasta que no demos ese giro, la hemorragia –que está debilitando nuestra economía y, al mismo tiempo, deteriorando nuestro futuro- continuará.e.

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