Si tuviéramos en España la suerte de que un tsunami benéfico o un muy selectivo terremoto tirara por tierra todo ese inmenso parque de casa construidas deshabitadas y todos esas urbanizaciones y bloques a medio hacer que aparecen por doquier en cualquier rincón, si tuviéramos esa suerte, sin víctimas humanas claro está, se habría acabado la crisis; es mi opinión. Al menos la componente puramente española de la crisis, porque lo malo de la burbuja inmobiliaria es que es persistente, ya estalló, pero sigue ahí, cerniéndose sobre nuestras cabezas como un ave de rapiña amenazante. Mientras los bancos tengan un gran número de inmuebles por vender no concederán créditos para nuevas construcciones, ni que fueran tontos y es muy conocido que en cualquier economía, la construcción hace hace de buena locomotora.
Si eso ocurriera los bancos no perderían nada en absoluto, eso si, dejarían de ganar, sus beneficios serían menores. El sistema bancario en su conjunto no perdería nada porque los préstamos los hicieron creando dinero de la nada; quizás algun banco se fuera al garete, pero sería lo mejor para todos.
De nuevo habría demanda de viviendas y de nuevo, nuevamente, empezaríamos a tejer la malla de una nueva burbuja. A ver si esta vez somos más listos.
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