sábado, 10 de septiembre de 2011

CARTA ABIERTA RESPODIENDO A OTRA DIRIGIDA A CARME CHACON



He recibido via email lo siguiente y me parece que vale la pena publicarlo:

http://www.tribunamunicipal.es/opinion/445_carta-a-la-ministra-chacon-hay-indignacion-en-la-cupula-militar.html
En el enlace precedente puede verse la carta de MEYB a CC.
CARTA ABIERTA A Dª MARÍA E. YAGUE BLANCO.

Me ha llegado, via email por supuesto, una carta escrita por usted a la ministro de defensa Dª Carme Chacón. En dicha carta usted pretende ser respetuosa, educada y cortés a tenor de la educación que ha recibido desde la cuna; no dudo que así haya sido, que no se en que cuna fue usted criada, aunque el tono de su carta sea de todo menos respetuoso, educado y cortés. Pero vayamos al grano.



Usted se toma el derecho de hablar del ejército y de la política basándose en que es hija de un, para usted y algunos otros, gran militar, ilustre general del victorioso ejército del generalísimo (supongo que antes de ascender sería coronelísimo y aún antes capitancísimo) Francisco Franco que impuso un sangriento control total en la nación.

Pues bien, si ese es todo su derecho, déjeme recordarle quien era, para muchos dentro y fuera de nuestra amada patria, ese general ilustre y falangista (es decir, fascista) que conquistó Badajoz  y que por no estimar conveniente dejar en su retaguardia cerca de cinco mil presuntos rojos en edad de combatir, los mandó ametrallar en la plaza de toros de la ciudad.  Seguro que don Eugenio Montero Ríos se hubiera avergonzado al conocer esta hazaña de su nieto político; quizás hubiera estado menos disgustado su otro antepasado: don Eduardo Martínez del Campo. Hazaña que no se puede intentar borrar con el hecho de no haber querido cambiarle el nombre a la plaza de Cataluña en Barcelona (no alcanzo a comprender la razón por la que se le debería haber cambiado el nombre), ni con la promoción de distintas obras públicas… (sin comentario)

O sea que no tiene usted más derecho que cualquier otro español para hablar de lo que quiera, que ahora, gracias a que a Franco se lo llevó Pateta, podemos decir lo que nos venga en gana.

La ministro de defensa está en su derecho (es su obligación en todo caso) de administrar la vida militar como mejor le parezca a su buen saber y entender; lo hará bien o mal, acertará o no, pero derecho tiene a hacer todas esas cosas a las que usted, invocando no se sabe bien que argumentos,  pregona que no tiene derecho.

La ministro se limita a desarrollar (y para mí que se queda corta) en el ámbito de su competencia lo que dice la constitución acerca de la aconfesionabilidad del estado español. Las fuerzas armadas, como tales fuerzas armadas de une estado aconfesional, no pueden tomar parte de modo preceptivo en actos que exalten una confesión sobre todas las demás. Es decir, los militares claro que pueden ir a procesiones religiosas y demás festividades, pero sin escopeta ni sable; el uso de uniforme es potestativo, creo.

Los Caballeros Cadetes en Toledo, pueden, si quieren, acompañar, individualmente o en grupo, a su dios hecho carne según dicen en la procesión del Corpus, pero no pueden hacerlo como colectivo institucional. Las instituciones no tienen religión ahora en España; las instituciones son, no lo olvide, aconfesionales.

Los Caballeros Legionarios en Málaga, pueden, si quieren, sacar, individualmente o en grupo, en procesión el cristo de MENA (parece que lo importante es que sea de MENA), pero no pueden hacerlo como colectivo institucional. Mismo comentario anterior.

Los guardiamarinas (¿por qué usted, que es tan respetuosa con todo, le niega el derecho de llamarlos Caballeros Guardiamarinas?) pueden, si quieren, cantar la salve marinera a su patrona la Virgen del Carmen tantas veces como quieran, individualmente o a coro; pero no pueden hacerlo como colectivo institucional con idéntico comentario que antes.
Dice usted también que los honores en la procesión del Corpus en Toledo los tuvo que rendir la banda municipal. Bueno, supongo que tan buena es esa banda como cualquier otra; además no me parece mal que a lo que se denomina santísimo sacramento (para entendernos) no le correspondan honores militares ahora que, según la iglesia católica, ya no es, como antes era, señor de los ejércitos sino señor del universo.

¿Cómo va nadie a negarles a ciudadanos españoles que participen individualmente o en grupo en las prácticas religiosas de cualquier confesión? Otra cosa es que se prohiba su participación como institución del estado que, reitero, es aconfesional.

Según usted la Legión merece tener nombres de plazas y calles en todos los pueblos de España; no me parecería mal, pero por qué no también todos los otros institutos armados que también tienen sus muertos dando la vida por España? Una de las características de la derechota más rancia es su amor desmesurado por la legión, en detrimento de los demás Cuerpos Militares que esos si que tienen tradiciones y no sólo costumbres recientes (90 años en este contexto no son nada). No estaría de más extinguir este rancio recuerdo de un pasado colonial, este advenedizo cuerpo de opereta.

La ministro no quiere imponer su laicismo a las fuerzas armadas; la ministro quiere que, de acuerdo con lo que dicta nuestra constitución, las fuerzas armadas sean aconfesionales. ¡A usted eso le parece mal!

Usted se erige en diplomada en altos estudios estratégicos para juzgar si la guarnición de nuestras plazas africanas es o no es la adecuada. ¡Habrase visto soberbia semejante!

A usted le parece rematadamente mal eso que llaman la memoria histórica. ¿Por qué quiere privar a los españoles de la posibilidad de conocer su pasado con la debida profundidad? No se puede pretender dejar casi medio siglo de historia al arbitrio de las versiones que nos quiso imponer el bando nacional, indudable vencedor de aquella triste guerra civil.

No se trata de revancha ni de conocer sólo la versión de los perdedores. Nadie pretende ahora negar las implicaciones de Carrillo en los sucesos de Paracuellos, pero no se puede tolerar que, como en el caso de su padre, se ignore su implicación en la matanza de la plaza de toros de Badajoz.

No se trata de juzgar a aquellos tristes protagonistas de uno u otro bando, sino de que la sociedad española sepa de verdad o por lo menos pueda contrastar las versiones encontradas que pueda haber con respecto a gentes tenidas por ilustres o por criminales (según las versiones oficiales del estado hasta ahora). Pretender que se conozca la verdad no puede ser motivo de escándalo a menos que la verdad pueda llegar a desvelar aspectos inconfesables de cada cual. ¿Hay algo inconfesable en su pasado familiar o personal?

Por otra parte me alegraré de que le hagan entrega del busto de su padre, previo pago de su importe, claro, que es un bien del estado y no se puede regalar ahora.

Suyo y esperando no tener que leer en el futuro nada del estilo de su carta, que no tengo ni la menor idea de cómo ha llegado a publicarse si no consta que fuera una carta abierta. Es malo tirar piedras al tejado del vecino cuando se tiene de vidrio el propio techo..

Jurg Albarran

P.D. Publico esta carta via email con la intención de que sea conocida públicamente. Espero que nunca sepa de mí porque todavía tengo miedo al fanatismo de la gente de su condición. No se si soy cobarde o prudente. Piense lo que quiera.








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